Comandante pueblo
A yo, que soy usted
Hablo desde mi mismo
Y me comprendo.
Vivo en un tiempo de morir
Lo se y no me duelo
Así debe ser
Está en mi ser digno ante la vida
Aun en tiempo definitivo.
I
Si un niño llora, nadie se preocupa, “son problemas de niños y los niños por todo lloran”… eso siempre han dicho los adultos, sin embargo cuando uno llora, todo el que le pasa por el lado se entristece y el corazón se le arruga… la garganta se le tapuza con lo que algunos llaman un “nudo” y sin darse cuenta también sienten ganas de llorar… Mi mamá lloró el viernes 12, el sábado 13 y el domingo 14 de abril del 2002, al igual que mi hermana mayor… mi hermanita la menor trataba de hacernos reír pero no lo lograba y a lo último yo no pude resistirme y las lágrimas se me escaparon de los ojos…
¿Qué fue lo que paso?, ¿Por qué nos sentíamos tan mal?, ¿Por qué?
La respuesta definitivamente no sólo estaba, en los muertos mostrados por las televisoras privadas, con todo el morbo del mundo una y otra vez, una y otra vez, hasta que sus caras y sus cuerpos inertes, sin vida se fijaron en nuestra memoria para no olvidarlos jamás.
No sólo llorábamos, porque teníamos la certeza de que jamás se volverían a levantar, nosotros sabíamos que no eran actores de una película, que luego de la toma se levantarían e irían a la siguiente escena… eso no sucedería, pero esa no era la única razón de nuestro llanto.
Tampoco nuestra gran tristeza era por los militares que fueron mostrados a cada momento por televisión, alzándose contra la constitución y contra los poderes establecidos, no sólo era por eso…
El dolor no únicamente era, por los reprimidos, torturados, asesinados y desparecidos de esas 72 horas ¡no! Por eso no sólo era nuestro llanto.
Además llorábamos porque nos reventaron el alma, porque nos partieron el corazón, porque acababan con la posibilidad de lo posible, anularon de un chasquido nuestros pensamientos, nos arrebataron el sueño y se nos fugó la esperanza.
Llorábamos porque éramos zombis, lloramos porque durante esas horas, estuvimos muertos, lloramos porque la vida se nos iba de las manos, el dolor era porque el Capital nos mostró parte de su poder y nos sentimos solos, sentimos miedo, porque no cabíamos en nosotros.
La revolución se nos alejaba en la distancia y nos sentimos sin fuerza para volver a empezar, y lograr de nuevo lo que ha punta de muertos, torturados y desaparecidos se había logrado durante tantos años de lucha.
Alguna vez leí en El Cayapo que, “cuando muere la esperanza nace la revolución”… en Venezuela volvimos a nacer y tenemos una semana entre risas y parranda y alegría y abrazos y saludos desde el alma y palabras que provienen del corazón, porque eso somos… un solo corazón, que nos robaron y salimos a la calle para volverlo a recuperar.
Mi hermanita la menor hace dos noches, se nos quedó viendo cuando conversábamos sobre lo ocurrido, y observando a mi mamá le dijo “hay que ver que ustedes los adultos lloran por todo”.
II
Desde que en la madrugada del doce de abril josefina se enteró por la televisión que se había instaurado una dictadura, entró en crisis y de vez en cuando decía, no puede ser, no puede ser, y ahora que voy hacer yo en esta vida, se llevaron al único hombre que nos había querido, las hijas estaban asustadas, de vez en cuando le daban guarapos de tilo , de manzanilla, gotas del carmen, valeriana.
Así estuvo todo el día y la noche hasta la mañana del trece, cuando se levantó se bañó se vistió y llamó a las hijas y les dijo aquí están los documentos de la casa y esta carta autorizando el retiro de los ahorros que es lo único que tengo en esta vida, usted, le dijo a la mayor, cuide de su hermana y pórtense bien, porque yo me voy a buscar a chávez, voy a juntarme con la gente y para donde digan que vamos voy y hasta que no aparezca el hombre yo no vuelvo paca y si me meten presa o me matan no me importa.
III
Frente a la 42 Brigada de paracaidistas en Maracay, una señora no se cansaba de gritar “nos tienen que devolver a Chávez y eso sí, enterito como lo pusimos en Miraflores”
IV
Cuando Jesús se enteró que al presidente lo tenían secuestrado y no había renunciado, saltó como un resorte del chinchorro, se metió en el cuarto, se puso la camisa y los zapatos, se medio peinó y cuando iba saliendo para la calle la mujer le preguntó ¿pa´ dónde vas?, pal cuartel, ¿tú estás loco, buscando que te maten porai? “No importa” respondió, “anja y vas a dejar a esos muchachos porai, sin nada.” “Precisamente por eso es que me voy, porque sino ¿dime, en que país van a vivir?¿en el mismo de nuestras miserias?”
V
El doce todos estábamos como en un velorio, Margarita, con la mirada lejana empezó a hablar consigo misma, “ya se que lo mío con Chávez, no es por dinero, porque yo, siempre he trabajado y nunca he necesitado nada de los gobiernos, tampoco es político; porque jamás me ha gustado la política; ahora se que es una cosa del corazón, yo lo quiero y el me quiere.”
VI
El 12 de Abril, en una solitaria calle de Barquisimeto, un borracho en su tambaleo gritaba repetidamente “esa me la pagan,” “esa me la pagan,” “porque a mi nadie me tumba al presidente”
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