viernes, 8 de abril de 2016

La Taguara del humanismo o la cultura comunal

 Si no se siente representado por nadie, bienvenido a las aguas profundas de la participación protagónica, un miedo a caminar entre espinas, quizás, pero inmenso entusiasmo a pensar juntos lo desconocido.
Los pobres de este planeta, hemos sido lacerados por siglos, construyendo lo existente como esclavos autómatas, pero jamás hemos diseñado nada de esta realidad. Hemos luchado, hemos combatido hasta la muerte, pero siempre hemos sido los ejércitos que no tienen otra opción que ser masas, posesiones de los dueños.
Hoy en esta revolución planetaria, licuadora que todo corta y tritura, las contradicciones son extremas, no hay nada bajo el sol que no se vea, el robo es evidente, desde el bodeguero hasta los dueños de goldman sachs están montados en la jugada, el quiebre es enorme, y la burguesía planea hacer su parte como clase en esta hecatombe.
La gran tarea para la clase que somos, es asumirnos como tal, aceptar que aprendimos a robar como los dueños, que no aguantamos mas trabajo esclavo y por eso imitamos, pero aun así podemos ser conscientes de que es el momento histórico para pensarnos, para discutir y experimentar otra manera de relacionarnos, otra política en el trabajo, un modo productivo que dé inicio a la cultura comunal; un trecho que solo podrá ser transitado si abandonamos la costumbre del dueño que nos habita, tarea que nos llevara la vida, bienvenida sea.
"La taguara del humanismo o la cultura comunal" es otra alegría para esta clase, son largas conversas de nuestros dolores y látigos, de nuestro balbucear en la idea, un libro producido en un transitar en el que a pesar de nuestras miserias individuales, en los encuentros se han producido fragmentos de pensamientos para una idea raíz. Discusiones que deben ser profundizadas, experimentadas y registradas.
La división en esta clase solo sostendrá la costumbre del humanismo y su fabrica capitalista, podremos maldecirnos en las discusiones, arrecharnos, pero solo mientras pensemos juntos, diseñaremos la cultura comunal.
El cayapo, entrega ahora mismo, sin reclamar derechos, este libro (Dele click para descarga) para los próximos 100 años de experimentos necesarios, si desea bachaquearlo bien pueda, haga el intento a ver y luego nos cuenta. 

lunes, 4 de abril de 2016

Los necios de panfletos y cliché ante la Cultura Comunal



La maravillosa idea de realizar el Congreso de la Patria (CP) la intentan destruir sin haber nacido. Al igual que otras iniciativas de creación revolucionaria, como los círculos bolivarianos y las ubch del referendo, que se vieron frenadas, saboteadas, por los viejos intereses egoístas de quienes sin tener miras en el futuro, ambiciones históricas, pretenden disfrutar las mieles del capitalismo a costa de nosotros, como lo han hecho los ricos dueños del planeta. Es la acción de  lo viejo, evitando que lo nuevo aparezca. 

Estos seres de ambiciones pedestres, deseosos de atragantarse y atapuzase la comida, los carros, los edificios, los micrófonos, las tarimas; ávidos de aplausos y lisonjas, agrupados en partidos, gremios, grupitos, colectivos, en profesiones, que compiten por ver quién imita mejor los métodos capitalistas de la división buscando quedarse con todo en nombre de la unión incendiados y nobles discursos revolucionarios; artistas que cobran por cantarle a la revolución, pero jamás le han compuesto un poema, una lirica, que exalte lo extraordinario de la revolución, sino que cobran con imitaciones de vieja data, o copias de la más moderna basura del consumo industrial del dolor, disfrazado de poema; todo salpicado de religiones y llorantinas de incapaces o castrados cerebrales para la creación; que si no les pagan chantajean al gobierno en nombre de la libertad y la igualdad de género y de sexo y de piel y de religión y de profesión, de marxismo leninismo y de cualquier otra mariquera, de toda la basura con que se nos oculta la real necesidad de pensar y diseñar formas orgánicas, realmente nuevas que se adapten a las circunstancias revolucionarias, métodos y formas que nos permitan crear y no creer.

Prevalidos de que un día hablaron con Chávez, de que un día le cortaron el cabello, de que le pasaron el jabón y el paño mientras el Comandante se bañaba, que hicieron campaña o de que Chávez los nombró como el poeta tal o el músico o el político, o la mujer maravilla, o la estrella sindical del momento, o aquellos que se colearon en la guerrilla de los sesenta, que dispararon unas escopetas o unos rifles de aire en el Jardín Botánico y se creen con el derecho divino de decidir en su ignorancia, hacia donde debe marchar la revolución que a despecho marcha sin nosotros, aunque estemos nosotros. Una vez más la posibilidad de que un pueblo se converse, buscando crear las condiciones de la existencia del futuro se intenta frenar por estos necios de panfletos y clichés ya desechados por la vieja historia, con sus viejos y manidos métodos organizacionales, con sus gastadas maniobras, con sus discursos añejos, aliñados con frases tecnocráticas, sociológicas, aprendidas en las viejas concepciones universitarias, maquilladas con modernas teorías humanistas embrolladoras, y los manuales de una izquierda que murió con el eurocomunismo, su ultimo aliciente ideológico.

 Gente que no logra entender, que el Congreso de la Patria (CP), debe intentar ser el más allá teórico, que no se trata de convocar a individuos para una vez más repartirse la torta del poder, de cambiar unos ineptos por otros, unos super funcionarios por otros, unos hábiles por otros, unos pico e zinc por otros, que no se trata de entregarle el país a unos gremios o a unos partidos, o a unos colectivos o grupitos para que sustituyan a otros, que el Congreso de la Patria no trata de mejorar a las organizaciones gremiales, partidarias, grupales o colectivas, todas ya contaminadas por el virus del humanismo, todas con el deseo de atragantarse con el país, todas con las ganas inmensas de que a mas nadie le den el país, porque el país no es tú país, es mi país y por ese carro estoy dispuesto a la muerte. Esta gente no está dispuesta a vivir por un país al que hay que soñar como el cobijo de toda la gente.

Esta gente no puede entender que el CP debe superar las viejas conversas divisionistas de la izquierda, que tanto daño nos han hecho como pueblo. Que el CP debe ser el juntador de todas las voluntades que entienden que no buscamos ser dueños del país, sino de que somos sus hojas, su fruto, su raíz, su tallo, su porque existir. De que un pueblo en medio de una revolución se debe obligar obstinadamente a crear, a diseñar, a poner la discusión en la calle, para construir juntos un dato cultural real, objetivo; porque pase lo que pase, el capitalismo, está en un proceso acelerado de deterioro y con ello todo lo existente se deteriora, el sistema humanista, su aparato de producción. La idea de la cultura comunal, no puede deteriorarse ni desaparecer, por la sencilla razón de que no existe y esa es la gran tarea, crearla.

Trabajando no se hace plata

El pensamiento generalizado en la juventud es “trabajando no se hace plata” chamos trabajadores, emprendedores; que trabajan con entusiasmo, pero que no quieren trabajar porque a ciencia cierta saben, descubrieron, que trabajando nadie se hace rico; que es robando; por eso vemos a millones de jóvenes en la jugada, en la segunda opción; irse a la vía ilegal de la obtención del dinero y eso desde el punto de vista ético a los muchachos no les importa, a los muchachos no les interesa; no hay resortes éticos, saben que el banquero, el policía, el general, el profesor, el empresario; sus ejemplos vivos y triunfantes; son ladrones de la peor especie y son los respetados en la sociedad, no hay ley que los someta a la cárcel, que les quite lo robado, que literalmente los deje en la calle. Para muestra un botón; los empresarios tienen tres años robando descaradamente a todo un pueblo, mantienen una huelga, única en la historia del planeta, ganan ingentes masas de dinero sin ninguna inversión o riesgo, porque no hay ley que les quite el mal habido bien, no hay aparato de propaganda que les someta al escarnio público a estas familias burguesas, que roban unidos y permanecen unidos.

Pero lo interesante es como rápidamente una porción importante de la población se sumó a los mecanismos de saqueo del salario del trabajador, digámoslo como es, con todas sus letras;  los trabajadores aprendimos a robarnos unos  a otros, el bachaqueo pues. Entonces, no es verdad que podemos constituir a unos jóvenes para que suplanten al partido, para que sean los cuadros, para que generen una vanguardia, porque la realidad lo único que les ofrece es ser empresarios, todo lo contrario de ser comuneros, la idea, el modo de vida gringo; es lo que prevalece y pretendemos contrarrestarlo, inculcando valores del romanticismo burgués, valores absolutamente anticuados, que no pueden competir con la televisión, el cine, internet, en fin, con todo el aparato de transmisión ideológica del humanismo. El CP debe ser para conversar y buscarle solución real a problemas reales, que no se deben esconder sus causas y sus consecuencias, en nombre de ningún gremio o creencia.

Las pestañas nada tienen que ver con las uñas

Los cerebros de generaciones enteras han sido minados y pareciera natural el modo de vida humanista, el disfrute de sus mieles, a nadie le parece vinculante el hecho de las guerras, las hambrunas, la creación de desiertos, el destrozo de humedales, sabanas, llanuras inmensas, la migración forzada de mano de obra de una región a otra, la contaminación, la subida de los precios del petróleo, las invasiones, las construcciones delirantes de ejércitos mercenarios fabricados a la medida de fanáticos religiosos, nacionalismos, o simples deseos de consumidores compulsivos que por millones alucinan ante las bombas que segundos después acabarán con las manos y cuerpos que entusiastamente aplauden su asesinato en vivo y en directo, que días después serán plusvalía cobrada como extras de películas de acción.

Un ejemplo claro es alnusra, el estado islámico, y otros vertederos de basura o mercancía viva en desecho en todo el mundo capitalista, que obedecen a las grandes transnacionales o corporaciones que gobiernan a su antojo al mundo, como una decisión política. A nadie le parece que la elaboración del iphone con el que chateamos, enviamos fotos chistes o vemos pornografía, es una decisión política, sino que creemos es un devenir natural de las cosas, como nadie se puede explicar que son esas circunstancias, esas decisiones políticas, lo que explica con claridad que tanto los jóvenes del barrio, el campo o las urbanizaciones; apenas se gradúan de bachiller ya quieren irse del terruño aunque sea al de al lado, porque según los desprevenidos, las pestañas nada tienen que ver con las uñas del dedo gordo del pie.

Crear conocimiento y sembrar la yuca en colectivo

El CP pudiera reunir a miles de mecánicos, herreros, carpinteros, sembradores, pescadores, gente que por la misma pobreza hemos tenido que generar creatividad, vueltos ingeniosos, si tenemos una propuesta de país la podemos conversar y construir entre todos. El CP no puede repetir el concepto de buscarnos para darnos la limosna, porque eso nos enmiseria, nos envilece, ya no mas los censos para bolsas de comida, casa, carro, trabajo, estudio. El CP debe reunirnos para discutirnos como país, para entusiasmarnos, para separarnos definitivamente de las amarras del humanismo, de otra manera la batalla la ganará el capitalismo que en ese campo sabe muy bien vender ilusiones y milagros; de eso ha vivido muchos siglos. El CP debe generar las luces suficientes, que hagan posible crear los hilos para tejer la red de la participación protagónica y cuestionar hasta su desaparición la democracia representativa de los dueños.

El CP no podemos verlo como un mecanismo para rehacer las viejas redes, así estén disfrazadas de nuevas, que nos devuelvan al redil de los votantes por agradecimiento, por miedo a que el enemigo volverá, para que nos sigan dando el plato de caraota, para no hacer colas, el CP debe ser para superar todas esas taras de la vieja política demagógica que nos mantuvo esclavos y agradeciendo la esclavitud como una virtud, con la esperanza de que algún día seríamos dueños lindamente libres. El CP debe concentrar esfuerzos en crear los mecanismos, los espacios, los recursos; que hagan posible crear conocimiento, porque sólo un conocimiento podrá sustituir a otro conocimiento, el humanismo es un conocimiento que sirve para que una clase someta a las demás, todo su hacer concluye en lo mismo, sus fábricas, su arquitectura, todo, absolutamente todo, repite el pensamiento único del sometimiento.

Nosotros estamos habituados a obtener conocimiento y a buscar conocimiento, se nos educó para eso, pero nosotros nunca nos hemos propuesto crear conocimiento, para cualquiera es normal decir bueno pero porque no nos traemos unos gringos, alemanes, chinos que nos enseñen y a partir de ahí hacemos carros, y hacemos tal y cual, a nadie se le ocurre decir vamos a buscarnos como venezolanos, y vamos a proponernos nosotros crear el conocimiento porque la única opción que hay ante el capitalismo en su marco de deterioro es la creación de conocimiento, porque el capitalismo fue creación del conocimiento, sistematización del conocimiento y aplicación luego de conocimiento y después transmisión de conocimiento al mundo entero.

En nombre de la cultura humanista, hicieron y hacen guerras de invasión, genocidios, masacres, para eliminar el conocimiento existente en las diversas culturas, que a su paso criminal, el humanismo fue eliminando y sustituyendo por el capitalismo como su modo de producción y reproducción, pero no sólo las eliminaron físicamente sino que las eliminaron moral y éticamente. Mientras exista el humanismo, los asiáticos, africanos, caribeños, andinos, oceánicos, seremos seres inferiores que descendemos de seres idiotas y estúpidos come gente, maíz, ñame o arroz, incapaces de hilvanar pensamiento, y si alguno destaca lo exaltan como una excepción sobresaliente y le dan premios y los invitan a sus pulidos salones y se maravillan por lograr que ese ser inferior, fue capaz de copiar al caletre su sabiduría. A su vez ese ser inferior se siente superior ante sus congéneres porque los amos le han aplaudido y pagado sus esfuerzos.

El CP debe Inventar, crear conocimiento, ahora ¿podemos nosotros partir de cero? No, el país tiene un acumulado de ingenio que tiene que ser valorado, pero ocurren hechos como este, una persona ingeniosa, inventa una maquina por ejemplo de procesar yuca, y lo  primero que a todo el mundo se le ocurre es comprarla, crear una fábrica y explotar a los productores de yuca, a los trabajadores procesadores y a los consumidores; la otra propuesta crear tres cooperativas con esta máquina, una que sembrará la yuca, otra que la procesará y otra que la comercializará, esa que pareciera una propuesta lógica y hasta revolucionaria, es una equivocación de principios; porque lo que vamos a construir son empresarios, porque la guerra de los cooperativistas va a terminar  en que un cooperativista se va a volver empresario, dueño de todo, el más hábil, el más tramposo, el más activo, porque ve el negocio claro y va a terminar siendo el empresario que siembre la yuca, el otro va a ser el empresario que la procesa y el otro el empresario que la comercializa y después la guerra para quedar un solo empresario que siembre, procese y comercialice la yuca, no va a existir población.

En el diseño de una máquina como esa podemos construir pueblos, si mancomunamos el uso de la máquina a la siembra de la materia prima y su procesamiento, todo ello bajo el control de la comuna, de esa manera la comuna tendrá control sobre su medio de producción, ¿Qué eso ocurrirá de la noche a la mañana? ¿Qué desaparecerán las costumbre capitalistas de inmediato? sería iluso pensarlo, pero ese es el camino, el principio es que una cultura distinta a la nuestra, que está sustentada en la compra-venta mecanismo que legaliza el robo y el crimen de la obtención de la plusvalía; debe constituirse fuera de esa lógica, donde la compra venta no este.

Humanamente Comiendo y cagándose en el mundo

Lo importante es crear pueblo, nosotros estamos obligados a sembrarnos como pueblo, nosotros en quinientos años no tenemos raíz. Lo maravilloso de estar en una revolución no es que podamos tener un carro, estudiar, tener una casa y todos los abalorios y placeres del humanismo, porque al final, está sobre demostrado que en este momento a nadie le interesa otra cosa que el consumo y cuando deja de ocurrir el noventa por ciento de la población comienza a importarle un carajo la idea del socialismo, lo deslumbrante es que en medio del huracán revolucionario, podamos pensar, crear, diseñar, la otra cultura; la comunal.

Si en el CP lográramos entender eso, pudiéramos plantearnos otra opción, otra perspectiva, distinta a la del comercio, de la sustentación de la industria, para seguir sosteniendo al capitalismo; pudiéramos crear un sistema, inicialmente mecanismos de experimentación, donde se pueda crear el otro conocimiento, que genere otra cultura, que sustituya al capitalismo, no que lo combata, porque el capitalismo no es combatible; podemos caerle a coñazos, pero al final nos vence, ahí tenemos el caso de Vietnam; Vietnam venció a los chinos, japoneses, franceses y a los gringos y los terminó jodiendo la coca cola y Mc Donald. La ingeniosidad, el sacrificio, el desprendimiento y la solidaridad de los pueblos, aplicada a lo militar, no tiene sentido, si al final terminamos vencidos por quien ostenta el conocimiento; porque no hemos sido capaces de crear otro conocimiento, otra cultura.

De acuerdo con las condiciones reales del capitalismo, esta guerra se prolongará; si el gobierno comprende que se puede hacer o intentar otra cosa, entonces tendría que valorar la opción de que la guerra sólo es posible ganarla si la asume el pueblo entero, eso Implicaría que tendríamos que sembrarnos, hacer de cada comuna un cuartel en todo el territorio, cuarteles que se autoabastezcan, inicialmente en el alimento, el calzado y el vestido, porque la guerra militarmente no la vamos a ganar nunca, sólo la podemos ganar sembrándonos, creando condiciones, donde obstinadamente podamos a lo largo del tiempo vencer con la creación de otra cultura,  como una estrategia fundamental de largos años, que tiene que desarrollarse en este país, no hay otra opción, las otras opciones son en función de la ganancia del capitalismo; así este choreto, destruido, escoñetado, va a vencer el capitalismo, si seguimos aplicando la política de formar empresarios. No hay empresarios buenos ni malos, sólo hay empresarios, humanamente comiendo y cagándose en el mundo.

A una generación la historia la convida una sola vez

Lo importante para nosotros es saber que el CP, es la opción, es la posibilidad, no hay otra; pero eso implica hablar fuera de las mafias, fuera de los grupos, de los gremios, de los partidos; tirarse a la calle para abrir la gran discusión, eso obliga a la invención y creación de formas orgánicas frescas, en donde el discurso anquilosado cadavérico, no cope la escena, en donde el boato, y la parafernalia del poder no se manifiesten de manera tradicional. Uno de los grandes temores que a voz plena se manifiesta en el marco del congreso, es la posibilidad cierta de que sea cuestionado hasta sus cimientos el concepto del partido, así como de todas las estructuras organizacionales, porque muchos ven al congreso de manera tradicional, en donde habrá una confrontación a muerte y uno de los dos contendientes saldrá triunfante.

Se piensa que en el congreso serán vencidas las viejas estructuras del partido, el sindicato, el consejo comunal, los gremios las ONGs y todo lo que tradicionalmente nos ha dividido, eso también es verdad, pero no porque esa sea la intención del congreso, si la miráramos como la gran oportunidad creativa, entonces el desamarrarnos de esas viejas formas, sería un gran alivio, un gran salto. Si cerramos los ojos y no limpiamos la basura que ha dejado el huracán revolucionario, si nos ponemos a llorar y a coser espejos rotos muy queridos, entonces habremos perdido la gran oportunidad histórica de crear otra cultura. A una generación la historia la convida una sola vez.

Nosotros no tenemos opción, el humanismo va aceleradamente en deterioro, la estrategia a largo plazo es crear otra cultura y para ello hay que sembrarse y eso sólo se puede hacer a través del esfuerzo, con un plan claro de sembrar, criar, crear vestidos, calzados; organizar el territorio para la cultura comunal, desmontando las estructuras del capitalismo. No seamos temerosos, no esperemos, los costos son demasiado alto para nosotros los pobres, percatémonos de esa discusión, de esa posibilidad, no sigamos hablando en los mismos términos, ¿Por qué no hablar de otra manera, por qué no intentarlo, por qué no ser audaces? los pobres no tenemos nada que perder, todo está por ganar, todo está por aprender.

Lo desconocido para el enemigo

Hace mucho tiempo la lógica indica una retirada ordenada para la acumulación de fuerza. Hablando en términos estratégicos, irnos a la retaguardia. En estos años de duro batallar es mucho lo creado, lo aprendido, pero las nuevas circunstancias nos dicen que para las próximas batallas necesitamos balancear lo hecho, lo ocurrido para poder ganar la guerra definitivamente. Todo el mundo criticó a Bolívar por mandar a Sucre, su mejor oficial a la retaguardia antes de la batalla de Ayacucho: Era correcta la decisión; venían de varias batallas, cansancio, molestia, heridos, hambre, era un ejército con grados de desmoralización alta, había que curar, organizar, escuchar, porque un general debe conocer en esencia a su ejército y eso sólo es posible compartiendo, conociendo en profundidad las vicisitudes. Nosotros ganaremos esta guerra desde la retaguardia, cuando nos sembremos y nos hagamos árbol fuerte, roca dura, selva inexpugnable, lo desconocido para el enemigo aun en lo visible.

No podemos ir pensando que quiere la gente, arepa, mortadela, vestido, no, no, tenemos que tener un plan, y en primer lugar el plan es decir la verdad, somos todo el pueblo el que tiene que decidir las batallas. Desde allí nos vamos a moralizar, no buscar que nos moralicen ¿y cómo lo hacemos? pensando, diseñando, construyendo el futuro. Somos casi seis millones de personas que podemos tomar la decisión de trabajar en función de crear la otra cultura, ambicionemos estar organizados, disciplinados, convirtámonos en la vanguardia de este pueblo, esa es la gran tarea por muchos años. Eso requiere de una avidez histórica, porque podemos ser diputados y está bien, podemos hacer política, pero trascendencia no habrá en esa acción, se requiere decisión histórica en la política, como pueblo debemos ser políticos con interés histórico, que no nos nombren hoy, sino dentro de cien años, que la gente de mirada corta puede burlarse diciendo para que quiero la historia, yo quiero que me aplaudan es hoy, con ser demagogo basta. Los pueblos necesitamos ser políticos con terquedad histórica, porque los individuos mueren, tienen existencia finita, los pueblos no. Nosotros no podemos hacer demagogia.

Lo otro es mantener el espasmo político, esa es la rudimentaria y miserable política cotidiana; de mantenernos en ella, esta historia se tragará a millones de millones de nosotros sin percatarnos de que ocurrió una revolución. Dentro de quinientos años, la gente dirá por qué fueron tan cobardes, porque no tuvieron decisión, porque nos heredaron este futuro tan mezquino, así se nos nombrara en un futuro; pero no porque lograste hacer casas, dar carros, hacer cloacas esa vaina le sabe a mierda al futuro. Porque todos seremos tragados con todas y las hechuras, por la voracidad del huracán revolucionario, que hoy cabalga al planeta. Sólo sobrevivirá lo soñado.

La quietud del sancocho que presagia el burbujeo

En el CP hay que crear una estrategia para largos años, con mucha paciencia, teniendo claro el futuro, porque el futuro no existe, lo que soñemos y diseñemos hoy, será el futuro. Vamos a salirnos del marco de la tragedia, para pensar más allá de la tragedia, porque ya, esta tragedia fue pensada y no la creo Chávez ni Maduro, ni Diosdado, esta tragedia la incubó quince mil años de poder. Pensar fuera de la tragedia para poder tener cabeza fresca y diseñar lo que hay que diseñar, porque lo demás es la rampante cotidianidad humanista. Tener conciencia de clase, saber quién tiene el poder y como lo ejerce. Si nosotros como clase no tenemos ese conocimiento, no tenemos esa conciencia de existencia, de determinar a dónde vamos, qué queremos hacer, cómo lo queremos hacer y cuándo, contra quién o a favor de quién, entonces siempre habrá quien nos domine, incluso en nuestro nombre. Nosotros somos una fuerza dentro de la revolución y estamos constituidos como tal, pero no tenemos el conocimiento de ser esa fuerza, si nosotros tuviéramos conocimiento, millones de asambleas estarían discutiendo la otra opción cultural, que sustituya al capitalismo, si tuviéramos conciencia, ahorita hubiera una huelga general contra el capitalismo. 

Honestamente, fuera del panfleto y el cliché, que tanto daño nos causa, debemos preguntarnos ¿La clase está en condiciones de organización y de decisión política? porque la conciencia implica en el acto de la existencia de las clases, decisión política, porque si no ¿Para qué sirve ser una fuerza? para que nos utilicen y nos llevan a las asambleas, a las marchas, pero no estamos en grandes asambleas discutiendo la situación, tomando decisiones políticas, hay una quietud pero no es la quietud del sancocho que presagia el burbujeo, sino es la de la inercia, no es la del conocimiento que esta agazapado esperando las mejores condiciones para el asalto. Por eso la gran importancia del CP, hay que ir hacia esa discusión para poder comprender nuestra situación como clase, si algo es reaccionario en este momento del país, son los que siguen pidiendo desde sus gremios que le resuelvan sus peos, cuando deberíamos estar al frente, en organización permanente, armándole peos al patrón, exigiéndole, porque todos sabemos cómo se mueven los camiones, como el patrón bota, pudre, esconde, quema, la materia prima, la comida, los productos elaborados, como compra funcionarios y hace la huelga en nuestra contra. Los proletarios en este momento debemos saber la importancia de la fuerza que somos, no podemos prestarnos a ser cómplices de nuestro enemigo histórico.

lunes, 23 de marzo de 2015

Vamos juntos a desarmar la guerra



En esta hora de definiciones los pobres debemos asumir la guerra no como soldados sino como políticos, en colectivo, creando otras modalidades, entendiendo que en esta guerra los pobres somos el objetivo. Somos la mercancía a destruir. De otra manera el capitalismo no podrá recuperarse, está obligado a ello porque su stock le amenaza con desaparecer rápidamente sus riquezas. Para muestra un botón: apenas 300 personas en el mundo acumulan en su haber 3.000 millones de pobres.

Ya se dijo una vez que la guerra era muy vieja y por eso siempre será nueva; agregamos nosotros: hasta que exista el capitalismo. El objetivo final de los pobres en esta revolución es acabar definitivamente con la guerra-sistema que hace posible la existencia del humanismo. Esto en la medida en que comprendamos la doctrina Chávez, una de las claves creadas por nosotros como clase en estos azarosos años de revolución.

Los pobres como políticos no podemos actuar fuera de la realidad, debemos saber que no se puede diseñar una batalla en el cerebro sin conocer el escenario, sin estudiar el campo de batalla y las fuerzas con que se cuentan; sin conocer o estudiar las fuerzas enemigas, porque estaríamos destinados a ser derrotados.

Si algo demostró Chávez es que no se planteó la derrota como una opción de vida, porque incluso el 4F, en perspectiva, es el inicio de una batalla, es el abreboca de una guerra que está destinada a ser ganada desde el momento que entra en batalla. Una guerra que Chávez estudió con detenimiento durante años de ejercicio de vida en el ejército. En 1992 estudió dentro de la cárcel la realidad que confrontaría. Sale de la cárcel en 1994 y va a la calle, a lo que él llamó las catacumbas del pueblo, a estudiar la geografía nacional e internacional. Porque no sólo estaba estudiando la conducta, el comportamiento, la manera de ser pueblo; lo que buscábamos, lo que pensábamos, lo que soñábamos; sino que también estudió el medio ambiente, lo que ocurre, lo que existe, las calles, los pueblos, las carreteras, las montañas, los ríos, todo eso lo tuvo dentro de su imaginario y como parte de una guerra que se dispuso a desmontar, a desarmar. Una guerra que nunca buscó, ni creó, ni propuso; una guerra producto de la decadencia del sistema; una guerra del miedo, del desespero de la burguesía mundial, de los dueños del mundo.

En ese mismo marco, no olvidemos que Chávez viajó mucho. Antes de ser presidente fue a Cuba, en donde llega a un acuerdo con Fidel, hombre viejo y sabio. Tuvo claro en ese entonces que ya había cumplido su rol histórico como activista político, como conductor al frente de la batalla por otra cultura. Fidel entendió que Chávez representaba, junto con nosotros, el refrescamiento de una revolución, incluso tal y como entiende Fidel la revolución, y como la entendieron los revolucionarios de ese tiempo. Hoy se plantea el hecho revolucionario de una manera radicalmente nueva, totalmente distinta.

Nosotros tenemos que mirar quiénes vamos a ser dentro de veinte años para poder trabajar el presente, para mirar quiénes somos, cómo vamos a ser, qué estamos haciendo, qué vamos a estar haciendo dentro de veinte años. Tenemos que tener una calle, una playa, una montaña, un punto desde el que nos debemos mirar: esa era una condición que tenía Chávez, que veía, preveía. Sabía lo que iba a ocurrir porque lo pensaba, lo imaginaba, no desde el sueño, ni desde el idealismo, la ilusión o la magia, no. Se imaginaba seguramente como presidente, hablando en la ONU, y por eso trabajó, preparó las condiciones, se preparó intelectualmente para esas cosas. Nosotros estamos obligados a imaginarnos para dentro de veinte años, para el futuro. De manera que nuestra tarea la hagamos con el entusiasmo que se requiere, con alegría, con disciplina. Pero por encima de todo con profundo afecto por el territorio, con inmensas ganas de construir el país que soñamos, para que nunca más la tragedia de la guerra y sus asustados promotores habiten este planeta.

Debemos tener conocimiento. ¿Para qué hacemos un dibujo? ¿Para qué sembramos una mata? ¿Para qué ponemos un techo? ¿Por qué un poema? ¿Por qué una canción? ¿En qué momento va a servir eso? ¿Qué sentido tiene hacer una casa hoy? ¿Para qué hago una herramienta? Eso tenemos que tenerlo claro como equipo, como grupo, como clase; no podemos entender la política como antes, que nos llevaban, que nos guiaban ideológicamente. Nosotros tenemos que saber; eso fue lo que hizo Chávez. Estamos seguros de que en ese tiempo en que viajó se reunió con cientos de militares en el mundo, con cientos de diplomáticos, con cientos de líderes. Escuchó, comprendió, recopiló información precisa, clara; pudo entonces elaborar un escenario para el desmontaje, para el desarme de la guerra, para este presente.

Hace veinte, treinta años que lo previó. Muchos criticaron ese empeño en la integración, que por qué tanto viaje, que estaba regalando el petróleo, que por qué tenía que ayudar a los demás. Incluso un sector de los chavistas se dejaba llevar por la trampa mediática y decía “es verdad, hay que concentrarse en resolver los problemas internos”, desconociendo que el enemigo no eran los dueñitos internos y sus mayordomos políticos, sino los dueños del mundo, ninguno vive en Venezuela.

El tipo estaba haciendo política porque sabía que la guerra no la dirigen estos escuálidos de aquí. No hay manera de que los escuálidos nos ganen a nosotros nunca. Quienes crean que estos peleles están dirigiendo la guerra contra nosotros no saben lo que está pasando, no entienden absolutamente nada de política, porque hace muchos años que estos dueñitos fueron derrotados por nosotros y eso lo entendió Chávez hace veinte, treinta años, y por eso se preparó y dispuso las condiciones para lo que ocurriría.

Lo que no preparó Chávez fueron las circunstancias en las que van a suceder los hechos, porque él no puede prever circunstancias, la forma, la manera, en la que ocurren las cosas; pero sí sabía que el imperio cada día se debilitaría más allá de la apariencia de su fortaleza –en aquel momento invadieron Irak–. Si el imperio estuviera fuerte ya hubiera invadido a Irán, a Corea del Norte, a Siria –el caso más ejemplar–, pero no ha podido teniendo de aliado Israel. El Gobierno sirio está derrotándolo, tomándole de nuevo terreno a la coalición mantenida por Europa, Estados Unidos, Arabia Saudita, Turquía y sus mercenarios mantenidos llamado Estado Islámico, un invento imperial para justificar su doctrina del terrorismo, con el cual pueden medio guardar las apariencias cada vez que invaden cualquier país.

Nosotros debemos tener claro que la actuación de los dueños del mundo no es contra nada sino para resolver el problema de su existencia, y para ello requieren imponer definitivamente la doctrina de un solo Gobierno, una sola economía, un solo dueño. Para ello requieren del exterminio de las tres cuartas partes de la población pobre del planeta, porque somos la única mercancía que se autorreproduce y hace mucho tiempo que el stock está lleno. Además, ya sabemos que no es trabajando como la gente se hace rica. En todo el planeta se practica la ética de las élites: robar y rescatar botín.

Cuando Chávez diseñó los escenarios no lo hizo solo. Con él estuvieron posiblemente los chinos, los rusos, los iraníes, la ALBA, la Unasur, Petrocaribe, y todas las otras organizaciones de países que, viendo debilitadas las bases del imperio, buscan un respiro.

Cuando los dueños –de las industrias de la drogadicción (legales o no), armamentísticas, de combustibles, de transporte, mediáticas y financieras– decidan invadir Venezuela posiblemente ya será muy tarde. Podría ocurrir el hecho militar pero no la victoria. Los imperialistas tienen la capacidad bélica, pero no es el tiempo histórico para ello, porque es de nosotros los pobres. No lograrán sus objetivos porque su muerte ya ocurrió, y aún no se han dado cuenta.

El cortejo fúnebre del humanismo hace tiempo lo vimos pasar por este planeta, rumbo al abismo del nunca vuelvo. Hoy sólo quedan sus peligrosos deudos creyendo que pueden revivirlo, y para ello están dispuestos a todo.

Ellos no previeron que América Latina pudiera dejar de ser totalmente lacaya, aun cuando siempre habrá uno que otro presidente sin vocación histórica que se prestará a seguir siendo un lamebotas. Pero la idea del patio trasero ya no será puesta en práctica, los pueblos hemos comprendido nuestro momento histórico. Somos el futuro.

Tenemos que verlo también a lo interno. Hace tiempo hablamos de que la oposición no tiene capacidad para ganar, y no la tiene ni la va a tener. Decimos eso incluso en los términos de la jodedera. Imaginemos a un presidente como el vampiro lácteo, o al monstruo de Ramo Verde, o María Machado: nada más la jodedera, el chalequeo, los tumbaría, la crueldad del chiste nada más los obligaría a renunciar, de lo contrario tendrían que cerrar todos los periódicos, tendrían que convertir esto en una dictadura peor que la de Pinochet o la de Franco en España. No hay manera, porque en esta revolución se desnudó tanto al Estado, al comerciante, al empresario que la parafernalia de la representatividad, el boato de la dueñería, esa imagen de magnificencia, está vuelta trizas. Se ven los hilos, se ven las marionetas y se ve el tipo que las dirige; no tiene nada, no tiene escenario, no tiene tarima, el titiritero se ve dirigiendo a sus marionetas internas y a su vez él también se ve con sus hilos y sus manipuladores externos, todo el mundo lo ve. La gente pasa: ahí está el titiritero, ahí están las marionetas.

No hay manera de que la oposición pueda recuperar el poder a lo interno. Pero no sólo es eso. Además tendrían que derogar completica la Constitución y con ella todas las leyes habilitantes, tendrían que eliminar todas las misiones. Pero peor aún: podrían eliminar todo lo físico existente construido dentro del marco revolucionario. Pero, ¿cómo eliminan el conocimiento, el sentimiento, los afectos despertados en estos años de revolución y transformación? ¿Cómo lo podrán comprar, cómo lo destruirán, con qué otro conocimiento, con qué otro afecto rehabilitarán los resortes éticos del trabajo esclavo que los ha mantenido hasta estos momentos?

Los pobres requerimos entonces ir a la batalla del pensamiento, tenemos la capacidad y la posibilidad de hacerlo, hay que hacer un esfuerzo. Debemos reflexionar la situación internacional, que es donde se está decidiendo realmente la situación de Venezuela, de este conglomerado de gente obstinadamente chavista. Hemos decidido no devolvernos, porque somos los creadores de la historia que nace.

El capitalismo nunca ha tenido patria, no habla de ella. El capitalismo construyó una patria que le servía para venderla, y en nombre de ese nacionalismo invadía, jodía, robaba, asesinaba, pero hoy ya la patria no le sirve a sus intereses económicos. El capitalismo se desnuda: es el petróleo, el oro, la sangre, el sudor, la piel de la gente, lo que siempre le interesó para acumular en forma de riquezas. No podemos ver en la actuación del humanismo o el capitalismo –como se quiera llamar– si es ética o moral, aunque tengan la del robo, el crimen y el saqueo. Sólo los estúpidos creen en el cuentico de hadas de la buena ética, la buena moral y las buenas costumbres de los empresarios y comerciantes. La única patria de los dueños del planeta son sus capitales, por ellos se mueven a los diversos territorios donde mejor le rinden réditos.

En estas batallas, el humanismo-capitalismo está desnudado en su exacta magnitud, aparece como lo que es: un asesino, un saqueador, un ladrón de siete suelas. Públicamente aparece como lo que es: un soberano hijo de su madre guerra.

Los representantes de la oposición en la Asamblea Nacional, después del decreto imperial, dieron la demostración de que no importa dónde se nace a la hora de los intereses; ellos están defendiendo sus intereses y eso no es ideológico ni mágico. La guerra desnuda la realidad. Los señores de esa bancada son y siempre han sido peones o agentes dormidos del capitalismo, y hoy sólo están cumpliendo con su sueldo. Ni se les puede llamar traidores porque el traidor alguna vez amó lo traicionado. Sus debilidades, sus miserias, no les permitieron la dignidad del último aliento por los afectos. Estos miserables jamás han tenido ni tendrán patria, son tan pobres que jamás tendrán algo que les justifique el haber nacido, por qué vivir.

En capitalismo, insistimos, no existe el derecho, todo eso es una falacia. Cuando el capitalismo decide asumir su mierda mata lo que le da la gana, sean niños, tuertos, patulecos, negros, indios, blancos, viejos, mujeres, escuálidos, chavistas, ningún gremio estará a salvo de la ira del humanismo, lo que sea lo va a matar. Si se atraviesa en su camino, si entorpece sus intereses, no va a discriminar. Incluso si un dueño se equivoca también se lo raspan, hasta ahí le llegó el derecho que supuestamente tenía. ¿Quién tiene derecho en el capitalismo? Es libre el que tiene dinero suficiente para pagar un ejército; ese es libre en Venezuela y en la Conchinchina, en Nueva York y en Corea. Estos tipos ni son patriotas, ni cantan himnos, y si lo hacen es por demagogia. Les importa un coño.

Los únicos que podríamos tener un concepto de patria seríamos los pobres, y tendríamos que construirlo, pero no como ese concepto ideológico de patria burguesa nacionalista que nos convida a invadir al otro, a robarlo, a asesinarlo tal y como hoy los imperialistas; en nombre de su patria acumulante, nos amenazan. Fue ese concepto de patria que precisamente violentamos con esta revolución de 1989-4F.

¿Por qué el capitalismo se pone tan furibundo, con una revolución en la que siguen estando la plata, las fábricas, los elementos esenciales del Estado con algunas variantes? ¿Qué es lo que molesta en esencia al capitalismo? Es el concepto pero, ¿cuál concepto se emitió con esta revolución? El de la participación protagónica. También se emitió el concepto de la paz, es decir, el ejército venezolano fue estructurado fundamentalmente sobre la agresión y la defensa, hasta estos últimos años Cuando se planteó de nuevo el ejército bolivariano se le devolvió a su concepto original. ¿Qué propuso Chávez? La esencia de un pueblo en armas. No estaba hablando de un ejército profesional al servicio de quien mejor les pague, que es la doctrina en esencia, y en el caso particular de Venezuela eran venezolanos mercenarios en su propio territorio. Cuál dignidad, cuál honor podían defender estos hombres, cuando su divisa era el dólar y hoy después de doscientos años son seres dignificados y arropados por el fuego de un pueblo digno, que los sabe sus hijos. Son soldados de la patria posible, la que ayudarán a heredar con su esfuerzo, con su entusiasmo, con su fuego de soldado pueblo, de soldado patrio.

¿Por qué? Vamos a ver una razón histórica. El ejército bolivariano duró desde 1811 hasta 1830, y fue el pueblo en armas. Después de allí ocurren una cantidad de guerras de guerrillas, hasta la Guerra Federal en la que Zamora vuelve a rescatar el concepto de pueblo en armas. Luego de la traición de Falcón y la oligarquía continúan las guerritas entre caudillos que terminan en 1908, cuando los gringos toman incluso militarmente a Venezuela para la explotación petrolera y otros minerales. Es una de las intervenciones más limpias que ejecutaron los gringos. Una invasión que duró aproximadamente cien años. La invasión también fue cultural, destruyeron todas las bases anímicas, todo el modelo productivo conuquero, todo lo destruyeron e impusieron el concepto de ciudad en el país. Al lado de eso, construyeron un ejército profesional a imagen y semejanza de los ejércitos europeos o gringos con las mismas características de la agresión y la defensa. Cuando Chávez llega al Gobierno reactiva entonces la doctrina del ejército bolivariano, la doctrina de “el pueblo es el que está en armas”. Chávez, cuando implementa la doctrina bolivariana, ya no la realiza como el ejército de una nación burguesa, sino como una nación solidaria. Es la doctrina de la defensa, ya no en el marco de agredir y defenderse, sino bajo el concepto de la no agresión clara y definida y de la defensa a través de un hecho político que es la paz. Pero la paz en el entendido, no de la burguesía, porque para la burguesía la paz es el momento en que no está la guerra y se disfruta el botín; para nosotros los pobres –y así lo entendía y practicaba Chávez, y ahora Maduro, y todo el directorio revolucionario– es el no golpearse, no joderse; es vivir en otra cultura, la solidaria, la de los juntos, la que hace posible la vida comunal. Pero como vivimos en una cultura de ejércitos agresivos, que son todos los ejércitos burgueses del planeta, porque el único ejército fue el cubano que, como el de Bolívar, salió a liberar y a ayudar pueblos, son los únicos que no salen a descabezar pueblos.

Entendemos que el Gobierno, en función de esos dos elementos –la participación protagónica y la paz– convoca a todo el pueblo en armas, porque la revolución es pacífica, pero armada. También significa todo el pueblo diseñando políticas, todo el pueblo trabajando, produciendo, haciendo lo que tiene que hacer.

Chávez diseña la política de la no violencia, no en los términos de Gandhi, sino en la tenencia del ejército, la administración de la violencia, sin ejercerla. Es una doctrina. Cuando vemos las declaraciones de Maduro y de Diosdado son de firmeza, de que sabemos lo que hacemos y negociamos en nuestros términos. Esa es la gran diferencia de la no violencia de este directorio revolucionario: tener la capacidad de negociar dignamente, rodeados de alacranes, en su propio terreno, sin dejarse aguijonear.

Cuando los empresarios del mundo comenzaron el ejercicio de la diplomacia política no fue por aburrimiento sino porque los mayordomos políticos no les aceleraban sus planes criminales y ellos, ante esa debilidad, decidieron actuar directamente mostrando la verdadera cara del crimen, porque los mayordomos no se las hacían bien, y porque los mayordomos se volvieron dueñitos y empezaron con la administración de su propia platica y comenzaron a salir las vainas mal.

Entonces el dueño pasa a administrar él mismo su vaina y así está actuando el capital hoy a nivel mundial. No está practicando el ejercicio de la política, del engaño, la manipulación, la ideología, ya no está ejerciendo sino la política directa del robo, el crimen y el saqueo. “Esa vaina es mía, no me la toquen, y si me la tocan los escoñeto, se metieron con mis riales, los jodo”; no está analizando que con eso están matándose. Es peligrosísimo el imperio en estas condiciones, pero lo que nosotros tenemos que tener claro es que, así vengan las bombas, así venga la invasión directa, así venga la coñaza, no obtendrán la victoria, porque no los acompaña el tiempo histórico, ya pelaron el pedal de la historia. Hay que prepararse, hay que estar claros de dónde estamos parados, nosotros debemos entender que estamos en tiempos de la guerra impuesta; que hay trincheras, y que posiblemente en algún momento nosotros pasemos a esas trincheras. Ojalá nunca ocurra, pero mientras no pasemos a las trincheras sigamos produciendo el pensamiento, y aun en las trincheras no caigamos en la trampa de la guerra que nos anula como pensantes. Siempre tengamos claro que el tiempo histórico nos es favorable. Por encima de cualquier circunstancia, parafraseando al Comandante, pensemos patria para la otra cultura amable.

No es principio de este pueblo atacar a nadie aunque tenemos la fuerza. Nunca la oposición puede decir que los hemos cayapeado (a menos que considere los votos como garrotes, porque ahí sí es verdad que somos padrotes), no lo pueden decir, no tienen argumento más que su propia mentira, no hay un solo acto de este pueblo que haya mostrado para cayapear a los escuálidos. De ellos sí tenemos expedientes de crímenes, robos, asesinatos, por eso es que ahí no se puede ser blandengue. La del nini es una conducta política que no se puede permitir cuando todo un pueblo está en peligro inminente, bajo amenaza de guerra y menos en una impuesta como ésta.

Siempre debemos pensar. Si no acordémonos de las guarimbas cuando empezaron. Todo estaba tenso porque era inminente la confrontación; si se generaba la pelea, aun ganando, íbamos a perder; porque a los únicos que les interesa la guerra es a los dueños; en ese momento de tensión vimos el despliegue de mujeres policías desarmadas en la plaza Brión de Chacaíto, ellas desarmadas rodeando a los guarimberos: ahí ganamos esa batalla sin disparar un tiro; en la peor circunstancia está la sorpresa de la guerra. Ahí nos dimos cuenta de que en el directorio revolucionario no están unos loquitos ideologizados que se dejan arrastrar a la aventura, sino que hay seres pensando en fundar un país, desde otra perspectiva. No evadieron la guerra que se nos impone, porque asistieron al campo de batalla a desarmar la guerra, con el pensamiento, con la creatividad, actuaron como Chávez, fueron chavistas de pura esencia. Por eso la máxima: soldado que piensa bota la guerra, y en ese acto de guerra lo demostraron, ganaron la batalla sin derramar una gota de sangre. Por eso hay que insistir en la doctrina, lo que dijo Chávez: nos la jugamos con la paz, pero no estamos desarmados, si me tocas me obligas, pero mientras yo pueda evitar que me toques lo voy a hacer.

Lo más fácil de aprender es la guerra, ser soldado es lo más fácil de aprender, eso no tiene dificultad. Los mejores generales no salen de los cuarteles sino de las guerras, se hacen en la guerra. Ésta no es una complicación de la que debamos preocuparnos: de lo que tenemos que preocuparnos es de la política de la guerra: saber quién la elabora, a quién beneficia la política de la guerra, no de quién esté en la batalla. Si nos tocan las trincheras en esta guerra impuesta, estaremos. Pero es el diseño de la guerra la que debe preocuparnos, porque de acuerdo con la doctrina Chávez la guerra debe ser desarmada para que nunca más una gota de sangre proletaria mantenga a la oligarquía mundial ni local.

Así hemos luchado durante dieciséis años y así nos seguiremos manteniendo. Pensar y crear para desarmar la guerra con entusiasmo, el tiempo histórico está de nuestro lado. Los dueños siempre han logrado que los pobres nos dividamos para alistarnos en sus ejércitos. Hoy los pobres debemos pensar y estar más unidos, para nunca más ser soldados de los ricos, para seguir unidos en la patria por crear.

sábado, 28 de febrero de 2015

1989 Lumbre de las Mayorías




En este territorio que gringos y europeos 
saquearon hasta la vergüenza, se gestó mil novecientos ochenta y nueve, 
muestra de la rabia profunda acumulada en quinientos años, 
despertador violento, de quienes nunca más dormiremos, 
Tajante saeta que nos separa para siempre del trabajo esclavo.



"El 27 de febrero de 1989, ya había comenzado el sacudón, el despertar, porque ya teníamos el movimiento revolucionario 200, pero aquel movimiento fue, sorprendido como, casi todo el mundo por, la explosión social del caracazo del venezolanazo  de la rebelión popular del 27 de febrero." 

Comandante Chávez


Todos los meses vinieron
Porque esos nunca se quedan
Pero ese año en Venezuela a finales de febrero
Protagonista fue el pueblo de la rabia y la alegría
La que pone la energía pa’ que la historia despegue
1989 la vida se estremecía

Quebrantamos las vidrieras violentamos los candados
Que nos tenían encerrados cada cual en su miseria
Ese año la pobrera, la negrura, la indieria
El mujerío la hembrería el mismo furor conmueve
1989 lumbre de las mayorías 

Se acabo el pan de piquito estábamos en la calle
Luego el Comandante Chávez iba a cerrar el circuito
Ese 4 tempranito febrero otra vez llegó
noviembre del 92 quien duda que lo promueve
1989 que a Chávez también formó 


Mil novecientos ochenta y nueve, calles revolucionarias, preñadas de sobre salto, 
en cada Santamaría de la propiedad privada una parranda 
y en nosotros la pequeña lumbre de las mayorías soñándose como diseño colectivo. 


Nacimos del sacudón, llámelo usted caracazo
El nombre no viene al caso importa la condición 
De que la revolución estos estremecimientos 
Derivan del sentimiento provienen de esos quereres
1989 partida de nacimiento 

La semilla de los gritos si en colectivo florece
El silencio se convierte en un canto bien bonito
Si argumentamos los ímpetus se asegura el porvenir
Siempre y cuando nos resuene aquel febrero de
1989 también es 13 de abril 


Surgimos de los escombros es decir la decadencia 
La podredumbre burguesa sostenida en nuestros hombros
Pero que maravilloso hoy vamos con sabrosura 
Hacia la nueva cultura nos adentramos alegres
1989 empezó nuestra juntura. 


"No se nos olvida, nuestra generación es una generación hija de los dolores del 27 de febrero de 1989 fue el primer parto."

Presidente obrero Nicolás Maduro


Se acuerdan de la porfía y allí pegan la carrera 
Como a quien pico culebra si nos ve la oligarquía 
Creen que alivian su agonía que los salvará el dinero 
Pero los sepultureros somos aquellos que desde
1989 no nos calamos más dueños

La soga vamos nombrando en la casa del ahorcado
Más vale ignorare en mano que cien saberes volando
Vamos juntos a pensarnos sin credos intelectuales 
Los ombligos ancestrales en aquel momento breve 
1989 partimos con nuestra sangre

Del corazón colectivo construyamos la nación 
Para el mismo corazón no para el capitalismo
Hagamos el socialismo sin ninguna vanidad
Que si aquella realidad es la razón que nos mueve
1989 no debe volver jamás 

No andamos con lloriqueos nuestro chavismo es Maduro
De algo si estamos seguros el capitalismo es feo 
Vamos juntos sin rodeos somos fuerza colectiva
El cerebro nos rechina, los sueños no se detienen 
1989 tiempo que aún no termina.


"Sorpresa mundial se alzo el pueblo venezolano inaugurando la nueva historia"
Comandante Chávez