El mundo de sabios en el que hemos nacido ha colapsado, el aparato de producción se derrumba, sus instituciones sólo repiten inercialmente su ideología, el sistema de compraventa superó los inimaginables parámetros de la especulación, el modo de acumulación del dinero como representatividad de la ostentación del poder ha estallado, los bancos seguros y reaseguros muestran su verdadero comportamiento, el robo. Hemos vuelto a la piratería. ¡Viva el capitalismo!
Estamos maravillados ante el deslumbramiento que nos produce ver el funcionamiento del sistema en sus exactas dimensiones, mirar sus podridas carnes y su endeble esqueleto. Lo bueno es que está desnudo en medio de la sabana; ya no le calza ningún disfraz.
A todos los colectivos, y a las personas que estén dispuestas a separarse del capitalismo les hacemos llegar estas angustias no terminadas, la mayoría son interrogantes nacidas de estos sudores y estas tierras donde nació el cayapo.
Son interrogantes que deseamos conversar en el marco de los distintos encuentros que nos hacen ignorares, son interrogantes que requieren de otro verbo y otra mirada y otro abrazo, que se parezca o refleje el nosotros, son angustias que requieren el valor de desprendernos del lenguaje poderoso que nos impuso el invasor desde sus pulpitos, caballos, espadas y academias universitarias o no, son ignorares que requieren de otra manera de hablar y de encontrarnos, de acentuarnos y sentarnos y enraizarnos, son preguntas que sólo lo afectivo puede responder desde el adentro, desde la cultura interior no tocada por la cultura capitalista.
Cada palabra de este tiempo debe ser sometida a la hoguera que genere la conversa de los juntos, porque ellas nacieron del hambre del miedo y la ignorancia que nos hace esclavos como individuos.
¡¡El lenguaje nunca será inocente, nunca lo fue!!
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