Escribir sobre lo que no se sabe es angustiante, porque ocurre. Te rodea, te empuja, te tropieza, te insomnia, te desacostumbra, y todo lo que era ya no lo es. Las palabras dejan de ser las palabras y sobre todo lo que nombran. Hay un disloque en el cotidiano movimiento, que duele, que molesta, que fastidia, pero te obliga a marchar y lo peor es sin saber a donde. Es esto lo que llamamos revolución: el escoñetamiento del todo y las partes. Nada quedará ileso, hagamos lo que hagamos; por más cagazón que tengamos no lo podremos evitar, esto que ocurre nos ocurre a todos, en todos los idiomas y en todas las comidas, en todos los amores y en todos los odios. Para algunos será una mierda, una abominación, una coñoemadrada, una inmensa falta de respeto a toda la historia, a toda la cultura, a todo el esfuerzo, a todo lo acumulado, a todo lo construido, a Dios, a la virgen y al espíritu santo, pero de todas maneras ocurrirá. Para otros será salvación, mejora, comida, libertad para decir, cantar correr, tirar, beber y cuanta vaina en el ámbito de la carencia se haya sufrido. A pesar de que nos odiaremos, nos mataremos, y nos comeremos vivos, ni los unos ni los otros sabremos qué carajo es una revolución. Y es porque esa necesidad no estaba en la mente de aquellos que tanto la deseamos, de aquellos que tanto la evitamos.
Los que sueñen, sueñen sin el poder, imagínense otro mundo en el que el nacer no sea un dolor, como destino un destierro, imaginen qué desearon hermoso fuera de la carencia, imaginen el sexo sin valor, imaginen la casa y la risa, no imaginen lo existente, no sueñen satisfacción de carencias, soñemos sin el arrullo del poder.
Hoy no puede ser la prisa la que signe nuestros pasos, los que tengan tanto miedo, que se pongan boca abajo en un río hasta que se calmen, todas esas organizaciones de ambos lados desconocen que contribuyen con sus acciones a precipitar el derrumbe de lo establecido, y con ello su propia desaparición, estamos girando en la vorágine de la guerra eterna, ese será nuestro destino como gente de estos tiempos soñados en los espacios del miedo, del hambre y de la ignorancia.
Hermanas, hermanos, esta batalla es por la alegría y la vida, todos a manifestarnos, no hay tareas grandes ni pequeñas en la revolución, sólo hay tareas, como sólo hay gente y todos somos importantes.
Las revoluciones en las revoluciones, nos exigen abandonar esquemas, negar ideologías, para que florezcan millones de ideas, porque las revoluciones que están dentro de las revoluciones, las producen son las ideas que surgen de lo agotado, porque lo estático, lo institucional, por la fuerza de la costumbre, sólo reproducirá lo muerto.
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