lunes, 5 de julio de 2010

CAMINAR HACIENDO Y PENSAR CAMINANDO



Tanta tragedia, tanto dolor y todavía como especie no damos con el dato que nos separe definitivamente de este modelo de producción, ¿Qué ocurre en nuestros cerebros, donde esta el interruptor colectivo que nos desconecta de esta dinámica vertiginosa? Estamos en presencia de un velorio como ya se dijo y como en todo velorio, la nostalgia, la no aceptación y el dolor se apoderan de los veladores, somos invitados de privilegios al entierro del capitalismo pero en nuestro miedo ancestral nos negamos a su partida, esperamos afanosamente a que se despierte y salga de la caja esa en la que esta metido, contamos las historias, buenas y malas, le recriminamos, nos reímos le cantamos, hacemos todo menos enterrarlo, el tipo ya apesta, le están saliendo gusanos, está cambiando de colores y nosotros seguimos ahí llorando riendo, maldiciendo, sufriendo, viviendo con la desgracia.


Todo lo que está ocurriendo, las matanzas, los derrames petroleros, las sequías, los terremotos, las hambrunas, todo eso que no pareciera dolerle a nadie, es parte de este velorio, son las moscas y los gusanos son los hedores de ese muerto. No es posible solventar ninguna de estas cosas, sin desmontar el capitalismo. Ese es nuestro problema fundamental, instintivamente sabemos que algo nos esta jodiendo, culturalmente le echamos la culpa al estado, y ciegamente no miramos al verdadero culpable, nuestra ceguera la produce la dinámica en que vivimos, la profunda ignorancia que nos habita, el no saber como funcionan las cosas, y la esperanza, la maldita esperanza que nos invita a esperar y a creer que las cosas por razones mágicas podrán cambiar.


Lamentablemente como dice Gino, no nos desharemos del Capitalismo sin una gran desgracia, que nos conmueva el umbral del dolor, al extremo de despertarnos de la larga coma inducida.


Dice la gente que sabe de eso, que las tormentas son precedidas por un tiempo de calma, estamos en el tiempo de la calma, porque el hacer o no hacer, esa incertidumbre, ese no saltar, también nos gana tiempo, para pensar, porque como dicen por ahí quien puede andar pensando en mundosociedades distintas, con un fusil que apunta y otro que le está apuntando.


Sin embargo, este tiempo de tranquilidad necesaria para el pensamiento lo perdemos tratando de ver como administrar el estado y que este funcione, que no existan corruptos, que las escuelas funcionen, que los hospitales funcionen, que los policías no sean choros, que los malandros no nos atraquen, que recojan la basura, que no se vaya la luz, que nos den casa, que nos pinten los barrios de colores, que nos den agua corriente para todos, y sino nos arrechamos con el gobierno y sin más ni más nos pasamos pa el otro bando, porque este gobierno no es revolucionario. Obviando de forma descarada que nuestro problema es el capitalismo, no el gobierno, que nuestro problema es la fábrica, no los sueldos, que nuestro problema es lo que nos enferma no los hospitales, que nuestro problema es la sociedad, no la escuela, que nuestro problema es la explotación a la que somos sometidos, no los malandros ni los policías, que nuestro problema es el modo de producción, no las casas imposibles que todos queremos tener, en fin tanto por pensar, tanto por experimentar de lo que debería ser una sociedad distinta y nosotros esperando que el gobierno nos haga la revolución. Si la reflexión y el pensamiento serio no se invierte en lo por construir, en identificar al real causante del problema que estamos enfrentando como especie, y plantearle soluciones paralelas mientras ocurre el abandono de este modelo de producción, no estamos haciendo nada, toda esa energía invertida en la crítica del modelo existente, no produce nada y nos gasta el tiempo de calma que tenemos. Hace poco me decían “estamos obligados a pensar, es nuestra obligación histórica, construir la nueva sociedad por conciencia y no por necesidad, de no hacerlo estamos condenados como especie”, en tiempos de putrefacción y gusanera, de zamuros y carroña, debemos pensar en una posibilidad distinta a esta que habitamos, nada puede ser peor que esto, por tanto no existe fracaso posible en el experimento, pase lo que pase todo resultado será favorable, pero el experimento debe ser precedido por el acto conciente del pensamiento.


De ahí la necesidad de una nueva forma de organización, las que existen no nos sirven, tanto por su estructura como por sus reclamos, ninguna plantea ni el pensamiento de los distinto y mucho menos su construcción, todas se cuadran con las reivindicaciones de siempre, una forma de reunirnos que nos permita pensar, una forma de hablarnos que nos permita comunicar y aprender, una forma de expresarnos para compartir esta angustia que nos mueve. Y hacer de esta última un combustible positivo, para caminar haciendo y pensar caminando.





1 comentario:

  1. Amelia me llaman y voy dando vueltas por este mundo virtual de los cayapos y no salgo de mi asombro, preguntandome si estan fuera de este mundo del sueño de los poderosos, les pregunto ¿puede pretenderse crear una linea de pensamiento único sin haber creado antes una única realidad? soy ignorante pero...quien no ignora. Soy pobre pero...pobre de qué? ¿como interpreto, estoy condicionada por mi propia interpretación?........................

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