Un sancocho hecho por la manos de todos, un
despliegue de actos culturales encabezados por los mismos pobladores; cantores,
bailadores y músicos, una conversa desde la sinceridad de los iguales, sin
poses, sin artificios, con la exposición de pintura que ya se va regando por
cuanto espacio es visitado y el relato vivo de lo que significa vivir comuna
como hecho culturalmente político. Sin duda, un contraste certero en
comparación a lo que ocurre en el resto del mundo donde los poderosos piensan y
ejercen la política desde y para la eterna dominación.
Esto ocurrió en la comuna agropecuaria Negro Primero,
en el lugar llamado Majaguito, en ese hermoso valle con el verde primigenio que
desconoce la arrogancia del asfalto y el cemento, sus pobladores realizaron el
Encuentro Filosófico de los Pobres, ese encuentro que no es más que la conversa
permanente de la clase que decidió pensar y hacer política en este tiempo
histórico de la Revolución. Con Chávez y Maduro como el común denominador en la
energía que nos reúne y nos convoca.
Sigue siendo el Encuentro Filosófico de los Pobres,
la invitación a la juntadera, al hacer colectivo, al cuestionamiento de todo lo
conocido y lo que está por conocerse, al pensamiento y a la creación.
Queda para ustedes este registro fotográfico.
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