jueves, 4 de marzo de 2010

La energía es un problema de clases ¿Quién es el ladrón?


Datos recientes suministrados por el novísimo Ministerio Popular para la Energía Eléctrica sobre la distribución del consumo del servicio eléctrico en la zona metropolitana de Caracas revelan: que el 45% se lo llevan las empresas privadas, 25% las zonas residenciales de sectores medios y ricos, 17% el sector público y sólo el 12% las zonas residenciales populares, aunque en el interior del país la tasa popular es menor. Tenemos entonces que el 70% del consumo es realizado por las empresas privadas y los sectores pudientes de la población. La diferencia de la energía eléctrica despachada y la facturada la cual alcanza más o menos 30% dependiendo de la región y descontada de allí las pérdidas técnicas que no superan el 10%, por lo tanto podemos afirmar que los sectores populares no son los causantes principales del robo de electricidad como siempre se ha dicho. El grueso de las pérdidas (Robo) puede ser atribuidas al sector comercial e industrial privado, además del residencial pudiente, que en complicidad con funcionarios corruptos de las oficinas que comercializan el vital flujo energético han trucado sus medidores, también falseado sus datos para el cálculo de carga de sus empresas y así obtener tarifas preferenciales y otras muchas maneras de cometer el llamado fraude eléctrico o consumo clandestino. Si además del fraude eléctrico tomamos en consideración el subsidio recibido a través del precio de los combustibles para los que tienen sus propias plantas de generación, para sus vehículos de carga e individuales, podemos concluir que la energía en Venezuela sirve en demasía a los sectores que se oponen a la transformación del país en la búsqueda de una sociedad justa y apartada de la lógica del capital.

La distribución de la energía eléctrica es un problema de clases, si no transformamos la cultura energética capitalista instalada en nuestro país, todas las inversiones públicas que se están haciendo en el sector terminarán favoreciendo inexorablemente a la burguesía parasitaria venezolana y extranjera.


F. David Arráez Y.

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