Coño e la madre, ya entendí el beta: la vaina es que yo no los leí, yo los oí y al oírlos le caigo a la pista y les compro la idea y se las pago con consecuencia, ese es el beta, es eso, no los leí, los oí, y hoy sin miedo al marasmo me entrego, sí, es mi mayor expresión del ego.
¿Por qué? ¿Cómo? y ¿Qué? No soy ni puedo ser vocero de causa alguna, soy todo lo contrario su detractor, y es por esa verga, yo no los leí los oí, y me veo feo e bolas, digo escoñetaíto pues, pasao e copas y lacreos, viviendo el vicio. el malandreo, la precariedad como norma voluntaria, la conciencia carcomida incendiaría, y le caigo a la pista, y es por eso: yo no los leí los oí.
Y me medí en las cuentas pajúas de la moral revolucionaria, y, sí, soy un güevón más, un pequeño burgués venido a menos, no soy el protomesías de enantes, soy la reflexión inducida por los que no leí, yo no los leí, yo ni los vi en una pintura, yo los oí, es distinto el beta, y me atreví a callar para hacer una huelga de silencio, (soy un fusil al ritmo de los derechos de autor) y escuché a la brillante lacrita que por primera vez me habló de lo que era un aforismo, y fue su decadencia en vez de su grandilocuencia lo que me sirvió de tierra, la oralidad y el gesto transparente sí que existen, y los oí, y buscaban cosas y yo por ahí encontrando sus rastrojos, y me topo conmigo, y empiezo a asumir el rol de la probidad sin talento y empiezo a oír: no los ví los oí, no los leí, me los conseguí, son impresentables. Están también los espectros los Macuros, esos que te manda la providencia a modo de privilegio, y uno no los lee: los oye, porque es espontánea respuesta instintiva, porque sí, y uno da gracias al coño e la madre por que no los leyó, mi son: los oyó.
Y están ahí, y se comen las luces, se lanzan de bruces al marasmo, la vaina está en no leerlos, olerlos es la clave, no los leas, cuando los veas no les creas, oye la vaina, los demás son traficantes de sueños con unicornios incluidos, ellos los unicornios están, la vaina es que no se jayan, entonces no los leas, escucha el beta, los pures no saben de drogas, (algunos) ellos viven, los siconautas están dispersos, el no saber es nuestra única virtud, la intimidad del verbo colectivo no es chuchería, y entonces, ¿a quién le toca este momento histórico? ¿Divagar es el destino?, ahí están algunos pures para enseñar el camino, ya entendí: ellos sólo te están convidando, asume, no es tan pelúo.
José Manuel Armas
¿Por qué? ¿Cómo? y ¿Qué? No soy ni puedo ser vocero de causa alguna, soy todo lo contrario su detractor, y es por esa verga, yo no los leí los oí, y me veo feo e bolas, digo escoñetaíto pues, pasao e copas y lacreos, viviendo el vicio. el malandreo, la precariedad como norma voluntaria, la conciencia carcomida incendiaría, y le caigo a la pista, y es por eso: yo no los leí los oí.
Y me medí en las cuentas pajúas de la moral revolucionaria, y, sí, soy un güevón más, un pequeño burgués venido a menos, no soy el protomesías de enantes, soy la reflexión inducida por los que no leí, yo no los leí, yo ni los vi en una pintura, yo los oí, es distinto el beta, y me atreví a callar para hacer una huelga de silencio, (soy un fusil al ritmo de los derechos de autor) y escuché a la brillante lacrita que por primera vez me habló de lo que era un aforismo, y fue su decadencia en vez de su grandilocuencia lo que me sirvió de tierra, la oralidad y el gesto transparente sí que existen, y los oí, y buscaban cosas y yo por ahí encontrando sus rastrojos, y me topo conmigo, y empiezo a asumir el rol de la probidad sin talento y empiezo a oír: no los ví los oí, no los leí, me los conseguí, son impresentables. Están también los espectros los Macuros, esos que te manda la providencia a modo de privilegio, y uno no los lee: los oye, porque es espontánea respuesta instintiva, porque sí, y uno da gracias al coño e la madre por que no los leyó, mi son: los oyó.
Y están ahí, y se comen las luces, se lanzan de bruces al marasmo, la vaina está en no leerlos, olerlos es la clave, no los leas, cuando los veas no les creas, oye la vaina, los demás son traficantes de sueños con unicornios incluidos, ellos los unicornios están, la vaina es que no se jayan, entonces no los leas, escucha el beta, los pures no saben de drogas, (algunos) ellos viven, los siconautas están dispersos, el no saber es nuestra única virtud, la intimidad del verbo colectivo no es chuchería, y entonces, ¿a quién le toca este momento histórico? ¿Divagar es el destino?, ahí están algunos pures para enseñar el camino, ya entendí: ellos sólo te están convidando, asume, no es tan pelúo.
José Manuel Armas
Buen articulo compadre... Una vez oí al Alí diciendo que la libertad no es solo que uno pueda decir vainas, porque al fin y al cabo seria una libertad intelectual o intelectualizada. La libertad que se quiere es que no se mueran los niños en los hospitales, que la gente tenga viviendas dignas, etc...
ResponderEliminarAl nacer lo hacemos siendo ciudadanos, no nos preguntaron si deseábamos ser otra cosa, o si teníamos hambre, solo fuimos y somos fría estadísticas de este sistema que poco le importamos. Saludos compa!
Adal Hernández